Historia de un periodista

Supo ser la radio en carne viva. En cuerpo presente. Le dio al deporte el toque negro que necesitaba. Revolucionó el medio y el mensaje. Abundo: es que él, Butano,  fue el medio y el mensaje de cada noche, mientras encontraba conspiraciones y corruptelas en el fútbol, allá donde ahora vamos cayendo –nos lo avisó Supergarcía– que hay una mafia de narices;  que un estadio y una cantera de alevines no eran, precisamente, una balsa de aceite.

Como aquel personaje de El camino de los ingleses, José María García es “radio más radio”, es “radio al cuadrado”. Es un precursor del Nuevo Periodismo hablado que va y viene en moto desde las curvas del Angliru al cogollo del Congreso cuando el golpe del picoleto mostachón. Es ese ser pequeño, iracundo, de voz atiplada, que en otros países coleccionaría honoris causas y legiones de honor; pero es que esto es España, y a este luchador de la verdad que hizo de la investigación cojonera espectáculo se le fueron viniendo encima las fuerzas vivas, las fuerzas telecomunicativas, las corbatas políticas. Todo esto lo cuenta Vicente Ferrer Molina en su libro Buenas noches y saludos cordiales (Corner, 2016), biografía de José María García y mucho más. Mucho más porque el libro no es sólo la radiografía del personaje, sino un volumen de Historia Reciente del Periodismo patrio escrito con nervio novelesco, hálito de ensayo, y una documentación amplia que se transparenta con naturalidad en el libro.

García, como periodista y como hombre público, anduvo –y anda- en todos los saraos posibles; en el meollo del cogollo de la cotorra, y así ha sido desde que empezó en esa escuela del oficio que fue el Pueblo de Emilio Romero. Ferrer Molina escribe sombre el hombre, sobre García, a través de sus hitos y de sus caídas, ofreciéndonos un relato múltiple de uno de los cantores –a su manera, ya sabemos– de la Transición y de lo que vino después.

Mienten quienes dan al Periodismo una suerte de asepsia corporativa por encima de los mitos. Muchos se hicieron periodistas por García, y así este libro sobre García viene a ajustar cuentas con toda una profesión que parece renegar de sus maestros. Ferrer Molina huye, claro, de la hagiografía: su libro es un crisol de García en el mundo, de García en España, y de la España mediática en la que García llegó a reinar con consentido –y merecido– absolutismo. Lejos de la tentación cronológica, Ferrer Molina bucea en los momentos decisivos de la existencia de García (el éxito, la enfermedad, las broncas y los perdones) y los pone en relación. Buenas noches y saludos cordiales atrae no sólo a los devotos -o los odiadores- de José María García, sino a todos aquellos que quieran comprender la España reciente a través de uno de sus más preclaros narradores: el periodista.


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