Recuérdame cuando yazga en la tierra

Hacía ya horas que el río estaba a oscuras. No había luz y no había ruido. Su cuerpo vestido dentro del Mississippi, a su paso por Memphis, sin luz y en calma, fue primero arrastrado y después sumergido por la corriente que dejó a su paso un barco grande.
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Borges fluye entre iluminaciones

La escritura de Borges fluye entre iluminaciones, luchando desde la otra cara, el hemisferio que acoge la magia y lo imperceptible, ya habitado entre otros, por PoeDe L’Isle. La posibilidad de asomarse le permitió comprender el tiempo como algo bien distinto. La muerte juega un papel vital en sus páginas. La vida se extingue y llega a su culmen. Tal vez él haya expirado cuando alguien lea Blind Pew, pero eso no quita que al lector le aguarde «incorruptible» el mismo tesoro. (más…)

Jean Lartéguy, mirada alta

Uno puede imaginarlo todavía. Jean Lartéguy, mirada alta. Chaqueta oscura de pana, camisa blanca de cuello fino. Un botón por cruzar, sin corbata. Gaullista, escéptico, lúcido. De palabras y silencios, hombre de derrota. Lartéguy fue la clase de soldado para quien morir en batalla –rostro firme, arma empuñada– es la forma más noble de hacerlo. A Lartéguy le repugnaba la intelectualidad francesa que, apoltronada en sus sillones, bebiendo whiskey caro, con las piernas cruzadas y fumando de pipa, juzgaba los métodos de guerra de sus tropas y relativizaba las intenciones del enemigo. Nació en el Valle del Marne, el 5 de septiembre de 1920, y murió un día como hoy, hace cinco años, en París. Lartéguy avanzaba donde las bombas abrían camino. (más…)

Szymborska, ojos oscuros

Szymborska quería tener los ojos claros solo porque los suyos eran oscuros. Tantas veces deseamos ser quienes no somos. Pero ella, Wislawa, supo ser única en el modo en que lo son unos pocos dedos. Ella fue voz y parte; ella fue tortura y aliento. Un día escribió que debían ser dos por cada mil personas a quienes les gusta la poesía: “como les gusta la sopa de caldo/ como les gustan los cumplidos y el color azul” [1]. En tiempos de podredumbre su inspiración se reveló como luz que guía, tardíamente reconocida. (más…)

Historia de un periodista

Supo ser la radio en carne viva. En cuerpo presente. Le dio al deporte el toque negro que necesitaba. Revolucionó el medio y el mensaje. Abundo: es que él, Butano,  fue el medio y el mensaje de cada noche, mientras encontraba conspiraciones y corruptelas en el fútbol, allá donde ahora vamos cayendo –nos lo avisó Supergarcía– que hay una mafia de narices;  que un estadio y una cantera de alevines no eran, precisamente, una balsa de aceite. (más…)

Juan Rulfo no escribía santos

Juan Rulfo no escribía santos. Por eso dijo un día que debió nacer de noche. Por tanta oscuridad, por tanta mala sombra. No es fácil leerlo sin caer abatido de la tristeza o aturdido por su talento. Luego se dejó morir, o se secó, o se recluyó en sí mismo, abrasado por la canícula del tiempo, intimidado por la gloria de Pedro Páramo. Rulfo fue por tres años el mejor escritor sobre la Tierra; no parió México un narrador igual. (más…)